* estuyo

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Serás y mientras

Serás y mientras lloro,
serás oro y mientras cobre,
serás y mientras regalo un beso
a algún yo quiero por él.

Serás y mientras canto
hasta que mi canto sea himno;
serás el fuego mientras el hielo
se derrite lento.
Serás y mientras,
mientras caminamos y te tiendo
por ahora mi mando, que
sólo por hoy rechazas.
Serás y mientras un abrazo
sale a buscarte.
Serás amor y mientras
seré polvo.

Serás cuando el beso te encuentre
caminando en tus lágrimas,
cuando el himno lo entonemos
y ambos extendamos la mano
para no caer.
Serás cuando el abrazo sea
no para inventar el amor
haciéndolo
de la nada,
más bien cuando sea suficiente el amor
para vivirlo como el fuego
ardiente.
Serás amor y mientras tanto
río, sueño y canto
en el rincón de la esperanza.

Conviccional

17:31 Edit This 0 Comments »
Olvidadas mis palabras desifré
entre plovo y pólvora,
entre juegos y luchas,
en medio de la dulzura y la capucha,
o en la ola que me escupe el rostro
a veces.

Extraña miré las palabras
agotadas de tanta saliva,
fingiendo cadenciosa armonía
en el mismo eco de la derrota.


Perdidas mis palabras entre
la verdad y la utopía
de mis más querida realidad.

Realidad sincera,
mentirosa de palabra poco convincente
que suele confiar;
te vi desnuda en la boca
del hablador,
bailando una nota
del cantor,
en el verso del poeta
soñador.
Ahora bien,
que continúe la batalla
sin decir más,
con la boca cerrada esperando un beso,
con las manos atadas
imaginando la silueta de un cuerpo.
Nada que decir,
que sola hable la palabra.

Y habló el viejo

18:33 Edit This 0 Comments »
Nadie lo creerá
pero ayer
mientras ojeaba los días
colgado vi a un niño de aquella estrella
a la orilla del cielo.
Se caía el niño
divertido en su juego peligroso,
atado a un sueño lejano
disfrutando por ganarlo.

Ni asustado el pequeño
con mi alma en pedazos
pero ni mis gritos escuchó
de socorro y de espanto.

Columpiado de una estrella,
quién lo diría,
pero bueno
es astuto el chiquillo:
soñó con el cielo,
y salió a buscarlo.

¿ y puedo ?
Pregnté,
me miró defraudado.

Lo siento,
chilló el mocoso,
a su edad los sueños
se fueron ya lejos.

De acuerdo,
pequeño,
olvidé cómo hacerlo.

Váyase viejo,
no amargue mis años
con los suyos,
tráguese su vida
a sorbos.
Lamente sus penas
y glorias inalcanzables,
olvide la convicción
de un paso y la ternura
de una mirada.
De mí queda un río largo con peces,
un cielo donde las estrellas sirven de colmpios
y no de horcas,
queda dulzura y fuerzas
para no avergonzarme de la palabra
espe
ran
za.