Poesía para no pestañar

17:22 Edit This 0 Comments »
Nada de corazones a medio palpitar,
aquí todos viven a manos sueltas,
lenguas sueltas,
piernas sueltas.
No como por casualidad, pero
nadie quiere cantar un verso,
repetir las mismas palabras de amor,
ni abrazarse a los días de la semana,
porque las risas se cansan de carcajear
y el llanto no piensa por costumbre
como lo haría un suspiro esperanzado.

Ningún silencio quedará libre,
ninguna palabra de más se quedará en la garganta.
Basta, señores,
la silueta de las palabras se escabulle entre los dientes,
aunque las apunten los dedos del medio
y las pisen las huellas de más viejos tiempos.

Despertar, damas y caballeros,
hacer amanecer a la saliva cotidiana,
ya casi pantanosa de flotantes lenguas peludas.

Las calles se abrieron como un camino imaginario,
y los hombres escupen al cielo
alarmando aires de fuego en los pasillos de la brisa,

Un loco quinceañero mirón, bocón y cojeante,
corre por la avenida de bienvenidos advenimientos.

Correr, correr, correr
sin agotar los pasos.

La poesía todavía no se cansa de ser libre,
hombres y mujeres:
que nadie se aburra de ser libre.

Para enamorarse

17:12 Edit This 0 Comments »
De la vida,
pronto a sus huellas juguetonas.

Primero que todo saludo compañero
pero mis lenguas juegan con tu espalda.

Para enamorarse y caer al punto
suspensivo,
decisivo.
Para enamorarse de la vida;
tardes de juegos, noches en vela,
mañanas solitarias,
días compañeros de veranos,
con amigos debajo de cada silla
esperando.

Para enamorarse de la vida
algún sueño ya se hizo libre,
curioso en el espacio
un sueño rebelde.

Perdidos en un vaso
sin ahogarse en una gota,
para enamorarse
de la vida,
de los sueños,
de la realidad
sin dueños.

Para enamorarse del futuro,
compañeros,
dejé irse una mirada
que no se distraía,
porque sujetadas a mis sueños
las palabras de amor
por ningún príncipe azul
se perdieron.

Para enamorarse de la vida,
primero,
y después dejar el camino abierto.-

Consecuencias de una catástrofe

20:16 Edit This 0 Comments »
El país dormía, bailaba, jugaba, corría, rezaba, soñaba: sobrevivía. Las personas seguían su rutina veraniega que convoca a vivir como se debe aunque sea en una temporada del año.
Por aquí estaba todo oscuro, con esa oscuridad que penetra los ojos. Todos respiraban en el momento exacto en que la tierra se manifestó, y desde su profundidad estalló la guerra que pretendía despertar a la población. Algunos abrieron los ojos, algunos dejaron de respirar, otros corrían asustados "diositosalvame no vuelvo a pecar"; lo cierto, es que en medio de la noche todos sentimos como la misma tierra que pisamos todos los días como por obligación, tembló de tal manera que las cosas se cayeron. El caos trajo lágrimas, exclamaciones "lamediavolaita", golpes y pánico.
Nuestra tierra nos ha hablado para decirnos que está cansada de tanto abuso contra ella y contra nosotros mismos, está cansada de ser testigo de cómo los hombres pretenden vivir en base al dinero, la corrupción y el odio. La tierra habló con un solo grito, porque la tierra es una, y es de todos; la misma que trabaja el obrero y vende el rico, la tierra es una y es de todos. Habló molesta e indignada, y convocó al mar para que traspasase fronteras inventadas por el hombre. Entonces, vino el agua que viajó a través de los continentes y estalló justo aquí, porque el mar nos quiere, y quiere que despertemos.
Ahora nos vemos las caras los mismos de siempre, afortunados de respirar aún, cada uno con su vida y su rutina.

Hombres y mujeres, estamos vivos; la calle nos espera y el sol brilla para nosotros. Hoy es un nuevo día, único e irremplazable, donde somos nosotros los únicos protagonistas. Un terremoto pudo estremecer a Chile en medio de la noche, sin embargo, todavía me pregunto si fue capaz de despertar a los chilenos.-