QueMilesDeFloresAlcancenPlenitud

Mojar las pupilas ya cansadas de llorar
con alguna historia de amor.

Conmovió el cuento de hadas.

Mojar los labios del esperado amor
con algún te quiero mal pronunciado,
pero te quiero después de todo,
y me entrego, porque sí,
porque la soledad,
porque el silencio y la felicidad,
porque de eso se trata el juego.

Conmovió algún paraíso sin salida.

Mojar un entrepiernas femenino,
un caballero casi real
disfrazado de hombre perfecto
que canta repetidos versos
y pobre mujer sin otro consuelo.

Se conmovió el sol.

Se escondió dentro de una nube,
mojando calles, mediaguas,
vidas, penas, risas, odios y locuras.
Bañando personas sucias y estúpidas,
perdidas en sus pobres vidas.

¿Qué cosas tienen el poder de conmovernos?
si todavía creemos en el vivieron felices por siempre.
Nos mojan las lagrimas las historias repetidas
los caminos que ya sabemos donde llegan,
y los actores que nadie cuestiona.

Quizá no es tan bello pensar en otros finales,
pero al menos es bello pensar,
aprender a imaginar, que me conmueve
un puño en alto por ejemplo
y no un beso.
Robarme la película,
crear mi cuento
y hacer un papel protagonista donde yo
relate siempre un final
que quizá pueda terminar en victoria.

Pero porfavor no se conmuevan.

Me dejé llevar por el simulacro de la risa,
bajo una frasada que navegaba entre mis piernas
y creí la triste mentira de una mirada sin terminar.

El cielo fue un espectador cualquiera mientras
todos los hombres se daban la espalda
y yo ingenuamente dibujaba pupilas en ellas.

Nadie alcanzó a tomar mi mano,
ni siquiera a colgarse de alguna huella mía
porque sonreí demasiado fuerte
y los ojos se agotaron por completo.

Ya se fueron todos,
no puedo creerlo.
Cada uno se llevó un pedazo del paisaje
y ahora se me cae la mirada entre los dedos.

Se quebraron los pasos de huída
y la risa se perdió en el silencio.

La falsedad de tus palabras me hirió en el aire que respiro,
casi debilitándome.
Si no fuera porque todavía creo,
creo.-