Acorralados

20:20 Edit This 1 Comment »

Corrí desesperada a mi cuarto, me escondí bajo de la cama. Sentía los rápidos pasos del hombre alto, sentía sus pies; tapé mis oídos con mucha fuerza pero era inevitable; era pequeña, tenía miedo y los pasos se aproximaban, eran tan bruscos que no me di cuenta cuando comenzó a correr. De pronto la puerta del cuarto se abrió de golpe y vi sus grandes bototos, sentía su respiración fuerte; temía que él pudiese darse cuenta que yo estaba ahí al sentir mi corazón; intenté callarlo y presioné muy fuerte mi pecho, pero éste me dolía gracias a las fuertes pulsaciones de mi corazón queriendo salir.

Al fin se fue, pero yo tenía miedo. Los pasos no paraban, ¡hasta cuándo seguiría ahí! Comencé a llorar en silencio; sentía aún los pasos y en un repentino movimiento que no logré percibir qué fue en realidad, escuché un grito, un terrible grito y enseguida mucho ruido, tenía mucho miedo, y pude percatarme de que aquel grito era de papá. Déjenme ir, decía, tengo una niña de 7 años, no puedo dejarla sola. Sus súplicas me llegaban al corazón, claro, yo era pequeña e ingenua, pero estoy segura de que hubiesen conmovido a cualquier persona, menos a él

No sé cómo me atreví, pero salí de mi escondite; la voz de papá se alejaba. La puerta de entrada se cerró de golpe, y yo apenas alcancé a verlo alejarse por última vez desde la ventana. Tenía miedo, estoy segura de que papá también.

Aún no me perdono el no haber corrido detrás del hombre que me dio la vida, la única persona en todo mi mundo, creo que de algo hubiese servido, al menos para decirle cuánto lo amaba. Pero las cosas de la vida no son así y el señor de verde se lo llevó. Yo quedé sola en casa, llorando.

1 comentarios:

El eco nocturno dijo...

El mejor de los mejores
me gustoo tanto marieeeeeeel!
muy fcinante como que me adentre en un mundo que a mi me gusta "El mar"

Te adoro =)