Letras perdidas

18:02 Edit This 0 Comments »
Pensé llamarte, buscarte, escribirte. Prometí que no haría nada por evitar que día a día me odies con más ganas, pero no logro mantener la calma en circunstancias como esta, cuando todo me habla de ti, cuando te busco discretamente para que no lo sepas. A veces te imagino perdido, y ojalá no lo estés; otras veces te veo sentado en la luna, colgado del cielo, cantando algún verso escondido. Pero qué sabré yo, aquí tan lejos mientras que el tiempo te hace cambiar y ya no sé quién eres. ¿quienes somos?, ¿quienes fuimos?, ¿que importa ahora?; los mismos árboles que alguna vez nos vieron reír, hoy me preguntan por ti, las mismas flores que algún día no estarán; ¿y quién vendrá para recordarme cuánto te amé? tu fragancia se me confunde con el viento, y en otoño las ojas se desprenden para caer en el suelo olvidadas con el tiempo.
Mi intuición salta de ilusión en inquetud, de inquetud en interrogante. Me pregunto hasta qué extremo puedo llegar a extrañarte, a necesitar una risa tuya.
¿Qué estoy haciendo? no quiero que caigas en algún profundo precipicio más ondo del que alguna vez te arrojé. Debería gritarte que por favor no me llames más, y por favor no lo hagas. Ódiame. Nuestra despedida sin adiós con el tiempo se hace mas profunda, pero como si el mundo girara caemos en la ridiculez de coincidir en tiempo, y ojalá en espacio. Pero no puedo ir a tu encuentro, y lo siento si esperaste más, pero mi labor ahora es desepcionarte; hacer que lazos indestructibles se transformen al menos.
Aquí estaré siempre, y rechazo una caricia tuya que desde lejos me busca, no gastemos ganas que podríamos compartir con gente que de verdad vale la pena. Ya nada vale la pena, ni el color del cristal con que se mira.


Suerte.-

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