La pelota de trapo

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El cabello cada vez crece más
y se acerca lentamente a las mismas calles
donde mis huellas dan frutos.
A pesar de todo y sin embargo
escucho gritos de alerta, y es tu voz
más seria y más grave,
es la risa tuya a la que me desacostumbré,
tu risa que ya no sé cómo atender.

Los vecinos no dejan de mirarnos,
ya todas las paredes pintaron nuestros sueños,
pero quizá no somos los mismos
y se caen las promesas de libertad,
y el amor sujeta las ilusiones que nos amarramos,
y alguna cadena condena nuestro insomnio.

Tu paso se aleja del mío esta vez,
esperando en nuestra inocencia que
algún día vuelvan a rozarze en la marcha.
Otra vez te miro como a un paisaje
de calles que ya no está, de flores marchitas
y pájaros caídos.

Te has ido a perseguir a la gente
y yo me fui corriendo detrás de la mal llamada utopía,
así que ya no hay tiempo, ya no,
y no alcanzo a mecerme en tu poesía.
Mi mirada ya no te besa, sosteniéndote,
y ya no le pertenezco a tus sueños.

Se nos fue la inocencia, querido,
los años nos trajeron sabiduría y experiencia.

¿ Has aprendido permanecer de pie ?
¿ perdiste el miedo a soñar ?

Quiero sentarme en tu recuerdo
y que te quedes junto a mi bandera.

Ahora sí, te prometo,
guardar tu canto de niño que alguna vez me prestaste,
cuidar tu esperanza y
protegerla de las ofertad instantáneas del mañana.

Hasta siempre, y cuando vuelvas
a encontrarte con mi camino,
defenderemos juntos la estrella que nos ilumina
hasta vencer.

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